Señor, tú que nos has permitido recorrer,
todos los senderos del mundo,
en busca del poder y la gloria.
Tú que eres capaz de desvelar el misterio,
que se esconde a cada nuevo paso,
dame para que mis pies pisen firme en la tierra,
pero haz que mis ojos ,
se alcen al cielo en busca de esperanza.
Y que esta esperanza,
vaya acompañada de la vara de la paciencia
y el bastón de la sabiduría
y la prudencia, para que,
como tú hiciste,
sepa mantener mis hombros firmes,
aunque el peso de mis responsabilidades,
se haga insoportable.
Ayúdame a caminar.
Deja que tome con fe tu mano,
pues no merezco tus hombros como el,
para que mis vicisitudes sean más llevaderas
y mis problemas menos opresivos.
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